A veces no sabemos exactamente hacia dónde vamos, pero sí podemos reconocer desde dónde partimos. Hoy me detengo a mirar mi vida con calma. No para juzgarla, sino para comprenderla. Estoy en un punto donde necesito reconectar conmigo misma: con lo que me mueve, con lo que tiene sentido.
Porque a veces solo se trata de tomar un espacio para alejarnos de la comparación o de la ansiedad por el futuro, y permitirnos apreciar el camino actual.Pregúntate: ¿cómo describirías tu vida hoy? ¿Cuáles son esas tres palabras que la definen? ¿Por qué cosas te sientes agradecida?
Cuando practicamos la gratitud —por lo que somos, tenemos y vivimos— dejamos de enfocarnos en lo que falta y comenzamos a ver con más nitidez lo que ya está presente y valioso en nuestra vida.Esto abre espacio mental y emocional para reconocer nuestras fortalezas, pasiones y oportunidades: elementos clave para descubrir nuestro propósito.
Estar presentes nos ayuda a actuar con conciencia y sentido. Así, cada paso cotidiano se convierte en parte del propósito, no en una espera para alcanzarlo. Date la oportunidad de reconocer: ¿dónde estoy ahora? Es como mirar un mapa: sin saber en qué punto estás, no puedes trazar el camino hacia ningún destino. Este acto da dirección, enfoque y coherencia a nuestras decisiones.
Durante mucho tiempo intenté avanzar sin detenerme, pensando que el movimiento era sinónimo de crecimiento. Pero ahora entiendo que crecer también implica pausas, silencios y decisiones más conscientes.
No tengo todas las respuestas, pero sí una certeza: quiero caminar con propósito, aunque aún no lo tenga del todo claro.Ese es el instante donde comienza el movimiento verdadero: ya no desde la carencia o la comparación, sino desde la claridad.
Este es mi punto de partida.
Un espacio donde me permito escribir lo que siento, lo que aprendo y todo aquello que me ayuda a recordar que la plenitud no se alcanza corriendo, sino estando presente.
Y tú, ¿dónde estás ahora?
Comentarios
Añadir comentario